domingo, 20 de septiembre de 2020

GALIFORNIA SE QUEMA (UNA SOFLAMA)

Galifornia se quema. Se escucha el crepitar del fuego que inunda los ríos en tus palabras. Las piedras inertes gritan horrorizadas tu nombre, anhelando la brisa que nunca vendrá. Han huido, todos han huido a la ciudad pensando que hasta ahí no llegará el lamento, ni la muerte, ni el negro humo que tiñe estas tierras.

Arden aldeas color pizarra, donde vivían meigas, trasgos e bruxos. Galifornia se quema. En la televisión aparecen imágenes, aullidos, el baile feroz y rojizo de las lenguas de fuego que besan el aire, lo devoran, y el viento sofocante calienta tu rostro que mira en la noche tras la ventana la luz en las montañas. Avanza, alumbra el cielo, ceniza y hollín cubren las estrellas.

San Fracisco de Compostela amanece, como amaneces tú cuando duermes desnuda en el verano más extraño que recuerdo, sobre la cama desconocida y temblorosa del mañana. Naranja es el color de la pesadilla. La praza do Obradoiro de un naranja irrespirable. Es la resaca del licor que quema tu garganta al despertar y el cigarro que humea medio encendido sobre el cenicero de la mesita. Galifornia se quema otra vez. Sí, otra vez, en este déjà vu constante, en esta elipse temporal sin fin, como el boomerang que es lanzado y regresa y es lanzado y regresa yeslanzadoyregresa. Prepara café. El disco que dejaste sonando ayer repite trabado que no que no que no que no que no.

No descansó. Ni en sus noches luciérnaga, pese a nuestras absurdas quejas. No descansó. Llueve ceniza sobre mi copa, llueve ceniza sobre mi pelo y son corzos, zorros, vacas, ovejas, bomberos. Partículas. Son sus lamentos, jabalíes, ratones, son búhos. Llueve ceniza en Galifornia. Son robles, brezos, grillos. Desde Verín a San Andres de Teixido, de Baiona a Ortigueira, Galifornia se quema otra vez. Tal vez por siempre. Tal vez sin descanso, tal vez inexorable, irremediablemente constante, hasta convertirse en Marte. Galifornia se quema, y Brasil. Se quema Portugal, y Australia. África arde. Desde lejos vemos sus llamas avanzar. Un paso más, fast forwarding.

Columnas de humo sostienen el templo, hogar del oráculo. Estaba escrito. Galifornia se quema. Incandescencia y laurel, incandescencia y vapor, incandescencia dolor, incandescencia eucalipto, incandescencia granito, incandescencia tus ojos. Espejo. Tus ojos. No lloran. Tus ojos. Metal. Tus ojos que pare. Tus ojos que siglos, que cambio, que siempre, que basta. Incandescencia. Final.

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