El caso es que ya no me acuerdo muy bien que quería contar. He sentido por un momento la imperiosa necesidad de abrir un nuevo documento de Word y escribir algo, publicarlo luego en el Blog, pasar un rato escrutando las palabras elegidas pero ciertamente no tengo nada que decir. En estos casos lo normal suele ser cerrar el documento, caminar hasta la nevera, estudiar su contenido y abrir una cerveza. El orden es muy importante no solo en esta situación pero también en esta situación ya que si por ejemplo, primero abres la cerveza y luego analizas el contenido de la nevera puede ocurrir que te des cuenta que realmente no querías una cerveza, sino una Coca-Cola, y entonces, ¿qué haces si ya está abierta la botella, si ya has dado un trago a la amarga cerveza doble malta? obviamente, en ese mismo instante te arrepientes de haber procedido de esa manera tan desordenada y lamentas con todas tus fuerzas el haber cogido instintivamente la cerveza cuando tienes un frigorífico repleto de productos gaseosos y no gaseosos, zumos diversos, refrescos de todo tipo, vino, etc... Del mismo modo, si antes de abrir la cerveza no has andado el pasillo que separa la pequeña salita donde tienes el ordenador, junto con todos los libros, la música sonando a un volumen más bajo que el habitual para estas horas de la tarde, difícilmente vayas a poder arrepentirte de haber abierto una cerveza cuando en realidad lo que a ti te apetecía era una Coca-Cola, cosa por otro lado extraña ya que tú no eres mucho de beber Coca-Cola pero bueno, hoy tienes el día torcido. El orden, queda claro, es la norma básica de todo proceder humano sin él nada es posible. Lo paradójico es que sea tan difícil conseguir que "el orden" se amolde a tus deseos cuando te propones organizar por ejemplo el más sencillo evento como pueda ser una cena entre amigos y por lo contrario, cuando se presenta dando forma a la más complicada trama que puebla el drama humano lo hace, al analizarse, como una sucesión lógica e inalterable de aconteceres.
Tanto es así que "el orden", se cree, es un supra-sistema sobre el que el ser humano no tiene posibilidad de alteración ni tan siquiera en sus manifestaciones más insignificantes como la planificación del orden del día de una reunión de la comunidad de vecinos o la redacción de la lista de la compra cuando necesitas ir al supermercado, no a por un bote de detergente sino a llenar un carro, uno que incluye muchos productos entre ellos Coca-Cola, que casi no bebes pero que de vez en cuando como hoy, te apetece tomar. El Universo, nuestra galaxia, el sistema solar, la Tierra, nuestros países, nuestras relaciones, nosotros, nos regimos por "el orden" que todo lo controla y que todo hace funcionar. Es aquí donde me surge la duda, ¿ha creado el hombre "el desorden" que a simple vista parece también manifestarse en gran parte de sus actos o es éste parte subordinada del mencionado supra-sistema "orden", una herramienta del mismo para darnos la superflua y falsa sensación de control sobre nuestros actos? ¿tenemos capacidad de desordenar?
Escribo esto sin dar a la tecla "delete", con mi Coca-Cola en la mesa y la nevera cerrada, fría y oscura llena de productos, bueno, semillena de productos, esperando ser explorada. Soy un rebelde que ataca con ferocidad las bases del orden, hoy y siempre!...
¿O soy su víctima?
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